La oferta actual de libros para niños es asombrosa; los hay a miles, y por lo general de grandísima calidad, en cuanto a la edición: tapa dura, preciosas ilustraciones, papel grueso, etc. Sin embargo, elegir libros para los niños, a un precio asequible, no es tarea tan fácil. Existen muchos libros de recopilación de los cuentos de siempre: los de Grimm, Perrault, etc… Son altamente recomendables.
Pero no es tan fácil después encontrar libros adecuados para niños. Me explico. Suelen ser libros caros, de más de doce, quince, dieciocho euros. Pocas páginas, poco texto… Hasta ahí todo normal, si son para niños, no pueden ser enciclopédicos. Pero es en la temática donde empieza, a mi juicio, el problema. Quizá acude uno buscando un libro de temática muy concreta: de astronomía, de ciencia,… Entonces, si uno dispone de unos 20 euros, puede encontrar cosas verdaderamente preciosas. Pero, en cuanto a libros de “narrativa” infantil, muchos libros son verdaderamente estúpidos. Además, la literatura infantil es especialmente sensible a las modas de “lo políticamente asfixiante”. Oí a una autora de prestigio, recientemente, que se confía poco en la inteligencia de los niños y en los libros dirigidos a niños se les cuentan cosas excesivamente banales o tontas. Como no recuerdo las palabras exactas, prefiero no citar su nombre.
Entre los centenares de libros de niños que tenemos en casa, veo varios bastante tontos, que nos llegan, la mayoria de las veces, por que nos lo pasan otras familias, reparo hoy en uno de una niña que está todo el cuento fastidiada por que es la segunda de tres hermanos y todo le parece un fastidio. Como tema es un disparate. Al final, por supuesto se resuelve bien; cuando tiene un problema, su hermano mayor le defiende. El resultado final es pobre. En primer lugar, muchos niños no viven como un fastidio tener hermanos mayores y menores; a veces los adultos, con sus complejos y sus problemas psicológicos escriben sobre cosas que no forman parte del universo de los niños. Y en segundo lugar, tenemos que la resolución de la bondad de tener hermanos depende de una concepción funcional, utilitaria, práctica. Bueno, algo es algo, ¿no?