El hombre que fue jueves es, posiblemente, la novela más democrática de Chesterton, lo cual requeriría una explicación, que daré al final, si es que alguno de los pocos lectores llega hasta el final. Ahora toca felicitar a Marta Gómez Pintado (y a Nórdica Libros) por la valentía y el tesón de poner este hombre que fue jueves en un largo cómic, de 162 bellísimas páginas, encuadernadas en preciosa tapa dura.
Los dibujos de Marta son muy eficaces. Aporta la información precisa: sugiere ambientes, cuando lo importante son los protagonistas y sus diálogos; y cuando el paisaje o el entorno urbano entra en juego, no olvida aportar la información concisa, sean edificios de época, árboles y bosques, chimeneas del Londres industrial, o un puerto. En su paleta predominan los grises y el color aparece, como la sal de un buen guiso, en solo su justa medida, ayudándonos a retrotraernos a un Londres industrial, testigo de dos peligros catastróficos: una conspiración anarquista y una invasión de pesimismo modernista.
No es su primer trabajo para Nórdica: en su haber ya tenemos Alicia en el país de las maravillas y El extraño caso de Dr. Jeckyll and Mr. Hyde. Pero ha conservado maravillosamente los rasgos de la novela de Chesterton: disparate, discurso, sorpresa, acción… Eso sí, logrando textos cortos, vivos, dinámicos, lo cual, hablando de una escritura tan farragosa como Chesterton es toda una proeza. La enorme dificultad de llevar esta y otras novelas de Chesterton al cine permiten que ingenios atrevidos y osados como el de Marta Gómez Pintado se arriesgue a dibujar esta novela, que decíamos era la más democrática de Chesterton.
Este concepto de novela democrática no es mío. Se lo oí el pasado 3 de junio al novelista Pablo D’Ors, interesante autor, sacerdote y de estirpe de artistas. Hablaba de su última novela, pero sobre todo, exponía algunas ideas sobre la creación literaria. Pues bien, para él la novela era el género democrático por excelencia, más que el ensayo, donde el autor dice, asienta, afirma, concluye. En la novela se sugiere, se apunta y casi necesariamente, se dejan abiertos los hilos (los mejores autores manejan muchos hilos) y el lector es interpelado, si quiere, a seguirlos.
El hombre que fue jueves deja cientos de hilos; por eso es, a mi juicio, la más democrática de Chesterton. Marta Gómez Pintado los ha recogido, los ha reinterpretado, pero los ha dejado abiertos también. Así que ahora lo bautizo yo como un “cómic democrático”. Gracias, Marta y enhorabuena