Descripción
Los aforismos de El vaso medio lleno son una invitación a que el lector colme hasta el borde lo que falta. Con un poco de suerte, habrá que descorchar más de una botella. Tendrá que tirar de discernimiento de sumiller para saber cuándo se habla medio en broma o medio en serio o viceversa, hacer sitio en la tertulia a los autores aludidos o eludidos, y saltar del sarcasmo a la greguería sin solución de continuidad.
García-Máiquez, asiduo a los más reconocidos Jules Renard y S. J. Lec, también quisiera reconocerse en los Quintanares de Mario Quintana y en los Trivia de Logan Pearsall Smith, por ceñirse a cuatro puntos cardinales. Sus aforismos, en consecuencia, están más cerca del chisporroteo de una conversación que del Código de Hammurabi. No obstante, si el lector quiere echarle al vaso un lingotazo más de moralista francés envejecido en barrica de roble, lo estábamos deseando. Cuando los vasos estén a punto de rebosar, será el momento de brindar por todo lo alto, para que siga la fiesta.
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